La llegada de la época estival en el sur de Chile no solo despierta los bosques: también marca el inicio de la temporada más delicada para el pudú, el ciervo más pequeño del planeta. Un reciente registro audiovisual da cuenta de este momento único, mostrando a una cría que apenas llevaba dos días de vida. Con un peso inferior al kilo, el pequeño ejemplar lucía las inconfundibles manchas blancas sobre su pelaje, un diseño natural que actúa como escudo, permitiéndole confundirse con la hojarasca y la vegetación del entorno.

Este camuflaje, efímero como la infancia misma, comienza a desvanecerse cerca de los cinco meses, cuando el animal adquiere mayor tamaño y autonomía. El registro fue captado el pasado mes de noviembre por el equipo de la Fundación Rewilding Chile, durante una visita al Centro de Rescate y Reproducción de Fauna Andina, en Villarrica, en plena etapa crítica del ciclo reproductivo de la especie.

El pudú ajusta su calendario biológico al ritmo de la naturaleza: tras una gestación de aproximadamente siete meses, los nacimientos se concentran entre la primavera y el inicio del verano, generalmente con una sola cría por hembra. En sus primeras semanas, los cervatillos permanecen ocultos, inmóviles y completamente dependientes de su madre.

Por ello, especialistas insisten en una recomendación clave: no intervenir, no acercarse y no manipular. Respetar esa distancia es vital para la supervivencia del pudú y para la protección de una de las especies más amenazadas de los bosques australes. Cuidar al pudú bebé es también cuidar la biodiversidad del sur de Chile.

AQUÍ EL REGISTRO 📹

📷 rewildingchile – Instagram