La noche del miércoles estuvo marcada por el malestar ciudadano y de autoridades locales debido a la tardía toma de decisiones frente a la emergencia por alerta de tsunami. Familias evacuadas debieron extender su permanencia en albergues improvisados hasta altas horas, sin información clara sobre su retorno.

A esto se sumó la incertidumbre respecto a la continuidad de clases para este jueves 31 de julio. Recién pasada la medianoche se comunicó oficialmente que las actividades escolares seguirían suspendidas en zonas de riesgo, generando cuestionamientos por la demora y el centralismo en la gestión de crisis. El alcalde de Puerto Montt, Rodrigo Wainraihgt, expresó su frustración, apuntando a que es el ámbito político del país el que no avanza en dar más poder de decisión a las regiones y sus territorios.

Desde Chiloé, el comunal Castro del Colegio de Profesores también alzó la voz, criticando al Ministerio de Educación por su silencio prolongado. “Son más de las 22 horas y aún no hay información clara. Como directorio no avalamos la improvisación”, expresaron en un comunicado emitido anoche. La emergencia reveló, una vez más, las consecuencias de un modelo centralizado que deja en segundo plano a las regiones.